miércoles, 24 de febrero de 2010

CAPITULO 7:UNA NUEVA ESPERANZA

¿Había escuchado bien? No podía ser, él no podía decir eso. Era imposible. No podía ser… Es que si él decía que me quería, si era verdad, todo sería mucho más complicado. No podía ser que él sintiese eso por mí. Acerqué mi mano a su frente, y casi suspiré de alivio cuando vi que estaba sudando, lo que podía significar que estaba delirando, pero una parte de mí no quería creerlo.

Bajé al suelo y me acerqué a un charco que había por allí, arranqué un trapo de mi falda y lo mojé, subí e inmediatamente se lo puse en la frente. A ver si se le bajaba el calor. Empezó a removerse en sueños y abrió los ojos de golpe, le tuve que sujetar para que no cayera.

- ¿Qué pasa?- Me preguntó con la voz ronca.

- Nada, que creí que tenias fiebre…- Me ruboricé.

- ¿Y eso por qué?

- Estabas sudando.

- Es que tenía…-se ruborizó- una pesadilla.

- ¿Una pesadilla?-Después de ruborizarse no me lo creí, pero creo que él no quería que yo supiese que había soñado así que me hice la sueca- Ah, bueno. Me quedo más tranquila.

- Gracias por preocuparte. Puedes dormir tú ahora, yo no me puedo volver a dormir.

- Vale, gracias Takeo.

- De nada Hikari. Descansa.

No sé cuando me venció el sueño, pero lo que si sé es lo que soñé. Soñé que Takeo estaba a punto de ser apresado y que yo no sabía que hacer, si desobedecer sus órdenes de quedarme a cubierto o salir para ayudarle. Al final, le hice caso y me quedé a cubierto y vi todo. Vi como le mataban por no decir donde estaba yo y por huir de su sino en la horca. Le mataban por mi culpa y cuando ellos se iban, se lo llevaban con ellos…

Me desperté sudando y gritando por lo que había soñado. Él no estaba a mi lado y me asusté más, ¿sería una premonición? Dios estaba asustadísima por si le había pasado algo, pero de pronto apareció a mi lado.

- ¡Hikari! ¿Qué pasa?

- ¡Oh! Estas bien… Estas bien…- Le dije abrazándole- Temía tanto por ti…

- Hikari, estoy bien, de verdad. ¿Por qué temías por mí?

- Porque había tenido una pesadilla en la que te pasaba algo malo, y me he despertado no te he visto y he pensado lo peor…

- Tranquila, Hikari. Todo está bien. No ha pasado nada. De verdad, estoy bien.

- Gracias a dios… no sé que habría hecho si no.

- Seguir adelante, al fin y al cabo tampoco soy nadie influenciante en ti.

- Takeo… No digas eso. Eres importante para mi. De verdad.

- Te creo, Hikari. Ahora sigue durmiendo.

- Ya no puedo. Caminemos. A ver si salimos de este maldito bosque.

Seguimos caminando hasta bien entrada la mañana, que paramos en el arroyo para comer y asearnos. Luego seguimos caminando hasta llegar a un pueblo cercano, Neverville. Allí pedimos asilo al posadero, un hombre muy afable. Nos dieron una habitación con dos camas, porque no había mas libres, así que nos tocó compartir. Dormimos toda la noche a pata suelta y al día siguiente fuimos a buscar empleo en el pueblo, para poder asentarnos. Seríamos una pareja de vecinos que habíamos decidido buscar suerte en la gran ciudad, pero hasta entonces, queríamos tener algo de dinero por si acaso. Takeo encontró trabajo en el palacio de la marquesa, como guarda y yo en la taberna en la que nos alojabamos como camarera, no era mucho, pero algo es algo.

Desde aquella noche en el bosque, Takeo y yo no nos relacionabamos mucho, supongo que porque nos habíamos dado cuenta de lo que sentiamos el uno por el otro y no queriamos cagarla con más lios… asi que evitamos el tema a toda costa, hablabamos de cómo había ido el día en el trabajo, de que nos esperaba al día siguiente, y asi pasando por todos los temas vanales habidos y por haber. Y fue así siempre, hasta el día en que mientras yo trabajaba y él comía, uno de los chicos del pueblo se propasó tocandome el culo. Antes de que me diese tiempo a responder si quiera a tal ofensa, Takeo se había levantado de su mesa, había cogido el cuchillo para la carne y tenía al chavala agarrado por el pescuezo, costaron dos hombres más a parte de mí para convencerlo de que no había problema, que deba igual. Aún así, él se marcho enfadado al dormitorio y no salió de él.

Al terminar mi turno subí a la habitación como de costumbre y él estaba sentado en su cama retorciendose las manos nervioso, de forma que me acerqué a él y le agarré por detrás.

- ¡Joder, Hikari! ¡Vaya susto!- Mientras se recuperaba de la sorpresa.

- Lo siento… Takeo, ¿Qué ha pasado ahí abajo antes?

- Se propasó, se lo merecía. Punto.

- Lo sé, pero ha sido una reacción exagerada.

- ¿Tú crees?-Me miró con una sonrisa burlona pintada en la cara- Mira Hikari, mañana podría haber sido peor si no lo paro de raíz. Las cosas bien hechas, bien parecen.

- No te dio yo que no. Pero lo que sí te digo es que no voy a estar toda la vida sola.

- Nadie te está pidiendo eso. Solo pido respeto para tu persona.

- Lo entiendo pero fue una reacción exagerada.

- ¡Hikari, no lo entiendes!

- ¿Qué no entiendo?- Dije confundida.

- Que eres una muchacha bonita y que todos en la taberna te miran con ojos de ver si podran pasar contigo unas milesimas de segundo de tu preciado tiempo. Que te comen con la vista, y que yo no puedo soportarlo.

- ¿Y a ti eso que más te da?- Ya empezaba a estar realmente molesta con él.

- Yo…- Apartó la vista de mis ojos, se ruborizó y antes de poder darme cuenta, había vuelto a cerrarse en sí mismo- Si no lo entiendes no te lo voy a explicar.

- Vale, lo pillo. Pues entonces dejemos el tema ¿Quieres? Estoy cansada, quiero un baño.

- Está bien. Como quieras, lo que tú digas. Yo ya no me pelearé con nadie más por ti.

- Tampoco te he dicho eso Takeo. No quiero que dejes de preocuparte por mí, siempre has sido así, y no quiero que se estropee

- ¿Qué quieres de mí entonces Hikari?

- Yo…- Me ruboricé- Nada, dejalo… No quiero nada.

- Como quieras. Ya está. Pero… ¿Hikari?

- Sí, Takeo. Dime.

- Ten cuidado, porque no soportaría perderte. Te quiero demasiado para perderte.