miércoles, 24 de febrero de 2010

CAPITULO 7:UNA NUEVA ESPERANZA

¿Había escuchado bien? No podía ser, él no podía decir eso. Era imposible. No podía ser… Es que si él decía que me quería, si era verdad, todo sería mucho más complicado. No podía ser que él sintiese eso por mí. Acerqué mi mano a su frente, y casi suspiré de alivio cuando vi que estaba sudando, lo que podía significar que estaba delirando, pero una parte de mí no quería creerlo.

Bajé al suelo y me acerqué a un charco que había por allí, arranqué un trapo de mi falda y lo mojé, subí e inmediatamente se lo puse en la frente. A ver si se le bajaba el calor. Empezó a removerse en sueños y abrió los ojos de golpe, le tuve que sujetar para que no cayera.

- ¿Qué pasa?- Me preguntó con la voz ronca.

- Nada, que creí que tenias fiebre…- Me ruboricé.

- ¿Y eso por qué?

- Estabas sudando.

- Es que tenía…-se ruborizó- una pesadilla.

- ¿Una pesadilla?-Después de ruborizarse no me lo creí, pero creo que él no quería que yo supiese que había soñado así que me hice la sueca- Ah, bueno. Me quedo más tranquila.

- Gracias por preocuparte. Puedes dormir tú ahora, yo no me puedo volver a dormir.

- Vale, gracias Takeo.

- De nada Hikari. Descansa.

No sé cuando me venció el sueño, pero lo que si sé es lo que soñé. Soñé que Takeo estaba a punto de ser apresado y que yo no sabía que hacer, si desobedecer sus órdenes de quedarme a cubierto o salir para ayudarle. Al final, le hice caso y me quedé a cubierto y vi todo. Vi como le mataban por no decir donde estaba yo y por huir de su sino en la horca. Le mataban por mi culpa y cuando ellos se iban, se lo llevaban con ellos…

Me desperté sudando y gritando por lo que había soñado. Él no estaba a mi lado y me asusté más, ¿sería una premonición? Dios estaba asustadísima por si le había pasado algo, pero de pronto apareció a mi lado.

- ¡Hikari! ¿Qué pasa?

- ¡Oh! Estas bien… Estas bien…- Le dije abrazándole- Temía tanto por ti…

- Hikari, estoy bien, de verdad. ¿Por qué temías por mí?

- Porque había tenido una pesadilla en la que te pasaba algo malo, y me he despertado no te he visto y he pensado lo peor…

- Tranquila, Hikari. Todo está bien. No ha pasado nada. De verdad, estoy bien.

- Gracias a dios… no sé que habría hecho si no.

- Seguir adelante, al fin y al cabo tampoco soy nadie influenciante en ti.

- Takeo… No digas eso. Eres importante para mi. De verdad.

- Te creo, Hikari. Ahora sigue durmiendo.

- Ya no puedo. Caminemos. A ver si salimos de este maldito bosque.

Seguimos caminando hasta bien entrada la mañana, que paramos en el arroyo para comer y asearnos. Luego seguimos caminando hasta llegar a un pueblo cercano, Neverville. Allí pedimos asilo al posadero, un hombre muy afable. Nos dieron una habitación con dos camas, porque no había mas libres, así que nos tocó compartir. Dormimos toda la noche a pata suelta y al día siguiente fuimos a buscar empleo en el pueblo, para poder asentarnos. Seríamos una pareja de vecinos que habíamos decidido buscar suerte en la gran ciudad, pero hasta entonces, queríamos tener algo de dinero por si acaso. Takeo encontró trabajo en el palacio de la marquesa, como guarda y yo en la taberna en la que nos alojabamos como camarera, no era mucho, pero algo es algo.

Desde aquella noche en el bosque, Takeo y yo no nos relacionabamos mucho, supongo que porque nos habíamos dado cuenta de lo que sentiamos el uno por el otro y no queriamos cagarla con más lios… asi que evitamos el tema a toda costa, hablabamos de cómo había ido el día en el trabajo, de que nos esperaba al día siguiente, y asi pasando por todos los temas vanales habidos y por haber. Y fue así siempre, hasta el día en que mientras yo trabajaba y él comía, uno de los chicos del pueblo se propasó tocandome el culo. Antes de que me diese tiempo a responder si quiera a tal ofensa, Takeo se había levantado de su mesa, había cogido el cuchillo para la carne y tenía al chavala agarrado por el pescuezo, costaron dos hombres más a parte de mí para convencerlo de que no había problema, que deba igual. Aún así, él se marcho enfadado al dormitorio y no salió de él.

Al terminar mi turno subí a la habitación como de costumbre y él estaba sentado en su cama retorciendose las manos nervioso, de forma que me acerqué a él y le agarré por detrás.

- ¡Joder, Hikari! ¡Vaya susto!- Mientras se recuperaba de la sorpresa.

- Lo siento… Takeo, ¿Qué ha pasado ahí abajo antes?

- Se propasó, se lo merecía. Punto.

- Lo sé, pero ha sido una reacción exagerada.

- ¿Tú crees?-Me miró con una sonrisa burlona pintada en la cara- Mira Hikari, mañana podría haber sido peor si no lo paro de raíz. Las cosas bien hechas, bien parecen.

- No te dio yo que no. Pero lo que sí te digo es que no voy a estar toda la vida sola.

- Nadie te está pidiendo eso. Solo pido respeto para tu persona.

- Lo entiendo pero fue una reacción exagerada.

- ¡Hikari, no lo entiendes!

- ¿Qué no entiendo?- Dije confundida.

- Que eres una muchacha bonita y que todos en la taberna te miran con ojos de ver si podran pasar contigo unas milesimas de segundo de tu preciado tiempo. Que te comen con la vista, y que yo no puedo soportarlo.

- ¿Y a ti eso que más te da?- Ya empezaba a estar realmente molesta con él.

- Yo…- Apartó la vista de mis ojos, se ruborizó y antes de poder darme cuenta, había vuelto a cerrarse en sí mismo- Si no lo entiendes no te lo voy a explicar.

- Vale, lo pillo. Pues entonces dejemos el tema ¿Quieres? Estoy cansada, quiero un baño.

- Está bien. Como quieras, lo que tú digas. Yo ya no me pelearé con nadie más por ti.

- Tampoco te he dicho eso Takeo. No quiero que dejes de preocuparte por mí, siempre has sido así, y no quiero que se estropee

- ¿Qué quieres de mí entonces Hikari?

- Yo…- Me ruboricé- Nada, dejalo… No quiero nada.

- Como quieras. Ya está. Pero… ¿Hikari?

- Sí, Takeo. Dime.

- Ten cuidado, porque no soportaría perderte. Te quiero demasiado para perderte.

sorry!!

Lo siento por tardar tanto en subir, pero no tenia tiempo TT_TT Hoy subire dos, no os preocupeis ^-^

sábado, 13 de febrero de 2010

CAPITULO 6: SORPRESA

CAPITULO 6:



- ¿Cómo que corra?
- Que corras, me han pillado escondiendote y se me va a caer el pelo, corre.
- Vale, vale ¿A ti te va a pasar algo?
- Yo voy contigo.
- ¿Por qué?
- No lo sé, pero me voy contigo.
- Vale.

Me quedé bastante extrañada, él tenía todo, y a pesar de eso se venía conmigo. No lo entendía. Era demasiado difícil para entenderlo.
Salimos corriendo por la puerta de atrás de la posada, ahora él tambien estaba en busca y captura. Nos encaminamos al bosque para escondernos allí. Seguimos corriendo durante media hora más, hasta que la espesura del bosque nos cubrió por completo. Nos escondimos en la copa de un roble hasta que llegase la mañana, estaba bastante asustada, sabía que mi huída no había terminado por haber conocido a Takeo, pero pensé que al menos por unos días iba a poder estar tranquila sin tener que andar huyendo.
- Duerme un poco, Hikari.
- No tengo sueño. Duerme tú. Yo vigilo.
- En serio Hikari, deberías dormir un poco, estas asustada y no tardaras en dormirte cuando se te pase el susto.
- Tonterías.
- No son tonterías.
- Takeo, aquí no puedo dormir. Me caeré.
- No tonta, mira ven aquí- Me cogió por los hombros y me atrajo a su pecho para que apoyase la cabeza y me tapó con su capa- ¿Ves?
- Vale, tienes razón, pero llamame en algun momento para que tome el relevo, ¿vale?
- Está bien. Ahora duerme.

Me levanté al salir el sol, por un momento creí que volvía a estar en casa, en mi cama. Pero me di cuenta de que no estaba allí de que estaba entre los brazos de Takeo, en el bosque. Por un momento me sentí reconfortada de estar en un lugar seguro y cálido, pero luego me levanté para mirarle a la cara. Él me estaba abrazando y se le veía cómodo con la situación. Me pregunté que habría pasado por su cabeza en aquella noche. Le llamé para que se despertase, pues estaba dormido. Cuando me vió sonrió, pero su sonrisa desapareció rápido. Me soltó y se desperezó, como si no hubiese pasado nada. Me dijo que debíamos ponernos en marcha hacia algun lado al que todavía no hubiese llegado la noticia de lo que había pasado en la capital y así lo hicimos.

A mediodía paramos a comer algo que Takeo había traído y luego reanudamos nuestro viaje. Pasamos por dos pueblos diferentes a lo largo del día, pero no entramos en ninguno por si había llegado la noticia. A la noche paramos en otro tramo de bosque y nos subimos a otro roble, pues eran los arboles que abundaban en el bosque y allí ibamos a pasar la noche como el día anterior. Era increible, conocia a Takeo de solo dos semanas y confiaba en él ciegamente, como si supiese que él no me iba a fallar. El único problema con Takeo era que sentía algo por él, por lo menos estaba empezando a hacerlo, pero eso no estaba bien, porque si luego nos pasaba algo malo a alguno iba a ser peor. Además, seguro que él no sentía nada de eso. Esa noche me quedé vigilando yo y estaba en medio de mis ensoñaciones cuando Takeo se removió en su sitio y dijo algo que jamás olvidaré:
-Hikari… Hikari… Te quiero.

miércoles, 10 de febrero de 2010

CAPITULO 5: ENCUBRIMIENTO

Me di la vuelta. Era Takeo. Cerró la puerta y me entregó un paquete.

- ¿No has comido?

- Me acabo de levantar, iba a empezar ahora mismo.

- Genial entonces. Ese paquete es algo de ropa que he pensado que te podría hacer falta.

- Gracias- me quedé mirandole- ¿Puedo hacerte una pregunta?

- Por supuesto. Dime.

- ¿Por qué me ayudas?

- ¿La verdad?- asentí- No tengo ni idea, simplemente algo me dijo que lo hiciese, y lo hice.

- Bueno, te lo agradezco de veras, en serio.

- No hay de que. Ahora me voy a marchar al cuartel. Quedate aquí dentro y no salgas para nada, ¿vale?

- Por supuesto. Lo que tú me digas, Takeo.

Se marchó al cuatel y me quedé allí sola. Comí lo que me había llevado y me aseé, después abri el paquete, era un precioso vestido color azul cielo. ¡Qué buen gusto tenía este chico! Me lo puse, y me senté al lado de la ventana, por detrás de la cortina, par que nadie me reconociese. Así pasaron un par de horas y no sé como, pero me dormí.

Me desperté sudando y llorando. Había vuelto a soñar con aquel día…

Me había levantado temprano para salir a dar de comer a las gallinas y ordeñar a las vacas, y cuando llevaba la mitad del trabajo hecho cayó a mis pies un pajarillo. Teníaun ala rota y no podía volver a echar el vuelo. Me dio tanta pena, que hice lo que hacía a veces con las gallinas y las vacas, usé mi “don”. Miré a todos lados segura de que nadie me podía ver y me dispuse a usar mi don. Cuando hube curado al pajarillo, oí un grito sordo que provenía del otro lado de la calle. Giré la cabeza hacia allí y allí estaba Rebecca.

- Bru… Bruja… ¡Eres una bruja!-Se puso a chillar como una posesa.

- ¡Callate imbecil! No soy ninguna bruja.

- Sí que lo eres, yo te he visto.

- Pues has visto mal, idiota.

- Voy a ir a mi cas y contarselo a mis padres, para que te denuncien al Santo Padre.

- ¡No! ¿Pero qué estas diciendo? ¿Acaso quieres que me maten?

- Me da igual, eres un peligro.

Se marcho corriendo para su casa y yo no hice nada para impedirlo. Me di la vuelta y seguí con mi trabajo. Al cabo de una hora vinieron los guardias a llevarme ante el Santo Padre y mi delatora. Me llevaron a la Iglesia, el Santo Padre se me acercó.

- Hikari, esta muchacha ha hecho acusaciones contra ti que pueden ser muy duras para una jovencita. ¿Son ciertas?

- ¿Qué acusaciones?- Puse cara de quien no sabe nada.

- Te ha acusado de brujería. ¿Es cierto?

- ¿Brujería? Por supuesto que no, Padre. Esta muchacha se lo inventa todo.

- ¡Mentira! Eres una bruja, yo lo he visto. Lo puedo jurar ante las Sagradas Escrituras si es necesario- Entró por la puerta el Comisario.

- Si está dispuesta a jurarlo, se celebrará un juicio, si a vos, Padre, os parece bien.

- Por supuesto, es una acusación muy severa y debemos quitarnos este problema de en medio cuanto antes.

Esa misma tarde se celebró el juicio, no fui capaz de jurar ante las Sagradas Escrituras que no tenía poder alguno, y me condenaron a morir quemada justo al día siguiente.

Dormí en uno de los calabozos de la prisión y al día siguiente, al llevarme a la hoguera, me escapé. Salí corriendo de la aldea si ninguna dirección, simplemente huyendo.

Así fue como llegué aquí y Takeo me encontró.

La puerta se abrió de golpe.

- Corre, estamos en peligro.

martes, 9 de febrero de 2010

CAPITULO 4: RIESGO

Me dí la vuelta. Daisuke estaba allí.

- ¡Dai! Por fin te encuentro.

- Ya está, mi pequeña, estamos juntos.

- Es lo único que me importa- Le besé en los labios con dulzura y nos fundimos en un abrazo.

- El único problema es que hay que encontrar un lugar en el que pasar la noche, y yo no tengo ni un centavo.

- Yo tengo algo de dinero, pero dudo que sea suficiente- Tenía dos monedas de oro.

- Con eso no da… Bueno, intentaremos algo. No te preocupes.

Echamos a andar por una calle estrecha y oscura, yo suponía que en este tipo de lugares no pasaban cosas precisamente buenas, pero estaba con Dai y nada malo nos podía pasar. Giramos a la derecha en el siguiente cruce, nos paramos en la puerta de una posada que se llamaba El Ojo del Tuerto, Dai me dijo que esperase fuera que iba a ver si podía hacer algo. Al cabo de diez minutos salió y me dijo que todo lo que había conseguido era que nos dejasen los establos y para comer unos trozos de pan. Le dije que no pasaba nada, que lo importante era conseguir un lugar en el que resguardarnos, que mañana haríamos algo.

Con las mismas entramos en el establo y nos pusimos a comer los trozos de pan. Por suerte yo había recogido algunas fresas de camino y comimos eso también. Después, tapándonos con la capa de Dai nos dispusimos a dormir, o al menos a intentarlo.

Debía ser muy entrada la noche, pues casi no se oía ningún ruido. Primero se escuchó un grito que nos hizo levantarnos de un susto y luego alguien respondiendo al grito con golpes. Dai me dijo que no me preocupara que solo sería un problema de familia. Pero no fue así. Se oyeron pasos de guardias en la calle y acto seguido un ruido en los establos, de un cubo que caía. Me pegué más a Dai, y entonces apareció un hombre con un cuchillo.

- ¿Qué hacéis vosotros aquí?- Nos preguntó.

- Estábamos durmiendo, el posadero nos ha dado permiso- contestó Dai mientras me abrazaba fuertemente contra su cuerpo.

- Es una lástima, no quería tener que hacer esto, ya había sido bastante por hoy, pero… Habéis tenido mala suerte. En fin.- Corrió hacia nosotros amenazando con el cuchillo.

Sin saber como, Dai se levantó corriendo con su daga en la mano y se puso en medio para protegerme. Ahogué un grito en mi garganta, pues jamás había visto tal cosa, en la Hondonada no pasaban este tipo de cosas. La gente era pacífica. Se pusieron los dos a luchar, lanzándose cuchilladas a diestro y siniestro. Yo no sabía ni que hacer, estaba paralizada por el miedo. Entonces un de los dos acertó. Lo sabía porque se manchó de sangre el suelo, cuando lo vi solté un grito de angustia y terror. Entonces aparecieron los policías. Gracias a los Dioses, la sangre era del otro, no de Dai. Fui corriendo a darle un abrazo mientras los guardias apresaban a aquel ser indecente.

- No te preocupes pequeña. Ya ha pasado.

- Temía tanto por ti, Dai- Me puse a llorar como una tonta en sus brazos.

- Gracias por atraparle, señor. ¿Por qué se encuentran aquí descansando? No es lugar para una señorita, y menos para un hada.

- Lo sé- respondió Dai.- Pero no teníamos dinero para más.

- Eso no es problema. Este tipo de aquí- dijo propinándole una patada-, estaba en busca y captura desde hacía tres meses por asesinar a jovencitas de la comarca. Había una recompensa por su linda cabecita. Si venís mañana al cuartel, se os hará entrega del dinero. Mientras tanto, en forma de agradecimiento, yo mismo pagaré vuestra estancia en El Ojo del Tuerto.

- Muchas gracias, caballero. Es usted muy amable.

Tal como dijo aquel hombre nos pago la posada para esa noche, incluyendo una cena decente. Cuando terminamos de cenar nos fuimos a dormir, había sido un día muy duro y necesitábamos descansar. Al día siguiente iríamos a por el dinero de la recompensa.

Peticiones ^-^

Buenas gentecilla y amables lectores :)

A petición de algunos lectores, voy a intentar meter más acción en la historia. Haré lo posible, pero lo avisó, no se me da muy bien.

Espero que les sirva y no duden en decirme las peticiones que deseen para la historia, a mi me encantaráintentar cumplirlas ^-^

Un abrazo a todos y gracias por seguir la historia.

Drii**

lunes, 8 de febrero de 2010

CAPITULO 3: DESTIERRO

Llevaba corriendo, alejandome de mi hogar desde hacía dos días, me estaban persiguiendo, lo sabía, lo podía sentir. Un hada siente esa clase de cosas. Había quedado en encontrarme con Daisuke en Hornstorrn, estaba a unos pocos kilómetros de allí. Ya casi lo tenía.

A pesar de que me aterraba el hecho de irme del que había sido mi hogar desde hacía 21 años, me encantaba el saber que estaría con Daisuke y que ya nada nos separaría, ya no había barreras ni obstáculos. Además no sé de que se quejaban. Al fin y al cabo, había sido cosa suya que nos conociesemos…

Había salido a coger moras al bosque, pues así me lo había pedido mi madre, era muy temprano, estaban empezando a salir las primeras luces del alba. Me había alejado del bosque porque las moras crecían apartadas y mientras iba sumida en mis ensoñaciones vi a un hombre tirado en el suelo, cubierto de sangre. Sin pensarmelo me acoqué corriendo hasta él. Había una de dos, o estaba muerto o estaba inconsciente. Le tome las pulsaciones y pude ver que estaba inconsciente. Le miré las heridas, parecían graves, pero tenían solución. Salí corriendo hacia la aldea y fui a por los dos primeros hombres que encontré.

- ¡Rápido, rápido! Hay un hombre que se muere.

Se alarmaron mucho y me siguieron hasta donde se encontraba el hombre.

- ¿Veis? Está herido, hay que ayudarle.

- Sí, claro. Nosotros le llevaremos. Tú ve a la aldea y avisa en la enfermería.

Asentí y me marché corriendo. No quería que a aquel hombre le pasara nada. Avisé en la enfermería de que dos hados traerían a un hombre que había encontrado herido en la aldea. Yo misma era una de las enfermeras así que me ocuparía de él. Fui a mi casa para avisar a mi madre de que no había recogido las moras y de que hoy trabajaría extra en la enfermería, por lo sucedido. Cogí el uniforme y me dirigí a la enfermería, cuando llegué ellos ya estaban allí, así que sin cambiarme ni nada empecé a lavar sus heridas. Ordené a todas las personas que no fuesen del centro que se marchasen, pues no le hacían ningun bien y me puse a curar las heridas. Cuando tres cuartos de hora después terminé y me iba a retirar para dejarle descansar él abrió los ojos.

- ¿Do… Donde estoy?- Me miró con cara de confusión.

- En la enfermería de la Aldea de las Hadas. ¿Qué tal te encuentras? Tenías unas heridas muy graves.

- ¿Hadas?Mierda… Bien, gracias. Estoy un poco magullado pero me encuentro bien. ¿Cómo me han encontrado?

- Esto… verás, estaba recogiendo moras y te vi tirado un poco más allá de aquí, asi que volvi y busqué a alguien que te pudiese llevar, yo misma me he ocupado de curarte y limpiarte las heridas.

- Vaya, gracias. Te debo la vida, ¿Cuál es tu nombre?

- Izumi. ¿Y el tuyo?

- Mi nombre es Daisuke.

A partir de entonces, yo era la unica que me ocupaba de él, y además era la unica a la que él soportaba. Cuando se curó, siguió viviendo aquí, y quedabamos muchas mañanas y me ayudaba a hacer las tareas que mi madre me encomendaba. Pero todo cambió aquel día… Ese día debería ser el más feliz de mi vida, pero no lo fue…

Había quedado con él para ir a por frambuesas y a medio camino me dijo que pararamos a descansar.

- ¿Te encuentras bien, Dai?- Le pregunté acongojada.

- Claro pequeña, a mí es difícil verme como tú me encontraste. Es sólo que… quería hablar contigo- Me miró con pena en los ojos y me esperé lo peor.

- ¿Qué pasa Daisuke?-Solo le llamaba por su nombre completo cuando hacía algo mal.

- Verás, pronto me tendré que ir de aquí a Hornstorrn, pero me cuesta irme. De hecho me tendría que haber marchado hace mucho, pero el tiempo que paso contigo, nunca es el suficiente, siempre quiero más. Izumi, lo que quiero decirte es que te quiero, te he querido desde siempre, desde el día que me encontraste en el bosque y cuidaste de mí. Pero nunca había pensado decirtelo, hasta que me he dado cuenta de que mi partida es inevitable. Asi que…- Se sonrojó levemente- ¿Querrás acompañarme en condición de ser mi esposa? Por supuesto hablaríamos con tus padres antes de nada.

- Dai… Esto es…- No tenía palabras para poder explicar aquello.

- No pasa nada, no te preocupes.- Me había malinterpretado- Lo siento por pedirtelo.

- Dai… Tontorron… Claro que quiero irme contigo y casarme y estar contigo. Te amé desde el primer microsegundo que te vi.

Nos besamos y pusimos rumbo a mi casa. Allí se lo conté a mis padres y no les pareció mal. Todo se organizará en la Aldea e iba a ser maravilloso. De no ser por un único detalle, alguien dijo que yo estaba con Dai solo para pasar información a los humanos sobre las hadas. Como nadie conocía el pasado de Dai todos lo creyeron, hasta mis padres. Así que me desterraron de allí. El día anterior había ayudado a Dai a huir y quedaríamos en una taberna llamada Pointmark en Hornstorrn.

Y allí estaba de camino a ver al hombre más maravilloso del mundo, cuando alguien me agarró por la espalda.

- Dios, Izumi, te echaba tanto de menos.

domingo, 7 de febrero de 2010

CAPITULO 2: ENCUENTRO

Me sorprendió una voz mientras estaba escondida en el callejón, era una voz de hombre. Me di cuenta de que no servía nada ya esconderme, pues estaba claro que se dirigia a mí. Estaba sopesando las dos opciones que tenía: quedarme quieta y que me pillasen o dar la cara y que me pillasen… El resultado iba a ser el mismo así que me armé de valor y salí.

- Me estaba escondiendo señor- Dije con la cabeza gacha.

- ¿Escondiendote? ¿De que se puede esconder una chica joven como tú en un callejón oscuro como este?

- Pues, verá usted, la verdad es que no se lo puedo contar- Y entonces fue cuando levanté la cabeza y vi que era un soldado- ¡No puede ser!

- ¿Cómo dices?- Me miro con la incertidumbre pintada en la cara.

- ¡Eres un soldado!- Le recriminé.

- ¡Vaya que si lo soy! ¿Qué problema…- De repente su cara pasó al asombro- ¿Tú eres la chica que buscan por brujería verdad?

- ¿Y que si lo soy?

- Bueno, que en ese caso deberías esconderte mejor.

- ¿Cómo dices?- Eso me había dejado totalmente descolocada.

- Mira hagamos una cosa, quedate aquí hasta la medianoche, entonces pasaré a recogerte y podras esconderte en mi habitación, allí nadie te buscara, te lo garantizo- Me dedicó una sonrisa deslumbrante.

- ¿Y que ganas tú con eso?

- Nada, pero no puedo dejar a una chica sola en estas calles.

- Oye, que ya soy mayorcita. Pero de todas maneras te lo agradezco… esto… ¿Cómo te llamas?

- Takeo- sonrió- ¿Y tú?

- Hikari. Esperaré aquí hasta medianoche. Y de verdad muchas gracias.

Así se fue, y casi lo prefería. La verdad es que nunca había conocido un militar que pusiese en juego su empleo por una chica condenada, él debía ser la excepción. Era un chico atractivo, moreno, alto me parecía que tenía los ojos verdes pero con esa luz, no estaba muy segura.

Me volví a esconder donde él me dijo que me quedara, con la esperanza de que no viniese ninguna otra persona a perturbar mi descanso. Con las mismas cerré los ojos y me dormí.

Cuando desperté estaba tumbada en una cama y arropada, cuando fui consciente de que no conocía esa habitación levanté las mantas para ver si estaba vestida, gracias a Dios así era. Busqué con la mirada para ver si el chico estaba allí, pero non había nadie, estaba sola. Un gruñido me alertó y me escondí debajo de las mantas, a continuación me di cuenta de que solo era mi estómago, que se quejaba por la falta de alimento. Me levanté para ver si había una palangana con agua en algun lugar para asearme un poco pues iba hecha un asco y entonces vi que había un plato con un trozo de pan y una jarra de agua encima de una mesa, con una palangana y una toalla al lado. ¡Vaya! Este soldado era muy amable. Salí casi corriendo desde mi posición hasta la mesa, al otro lado de la habitación y me dispuse a comerme el trozo de pan. Entonces se abrió la puerta.

- Veo que ya te has levantado.

sábado, 6 de febrero de 2010

CAPITULO 1: PERDIDA

Llevaba caminando, días, tal vez horas, no lo sabía bien. Desde que me había marchado de mi tierra natal, todo estaba muy confuso, no había conseguido encontrar asilo en ninguna parte. En todas las posadas que encontraba había gente que sabía que buscaban a una chica pelirroja, de estatura media con los ojos verdes, que estaba condenada de bruja por hacer crecer unas flores en el camino que llevaba a la aldea de Nittsworgh. ¡Ya ves tú! ¡Como si que crezcan la flores no fuese alo natural! Aunque había de reconocer que sí que había usado “magia”, aunque yo no lo llamaba así, la magia se suele asignar a algo malo, a algo relacionado con el demonio y yo no era así. Había ido a la Iglesia desde que tenía conocimiento, cogida de la mano de mi madre hasta que esta murió, luego iba yo sola. Me consideraba una firme creyente en Dios y en todas sus sagradas enseñanzas, y toda a aldea lo sabía. Y aun asi, me condenan a brujería… Increible, yo no era bruja, solo usaba mi poder para hacer crecer flores y curar a pajarillos o ardillas que están heridas en el bosque, no hacía ningun mal. Ni siquiera de pequeña me pegaba con mis amigos o vecinos como hacían otros, simplemente me quedaba en casa cuidadndo de mi madre. Era lo que podría decirse “una niña buena”, pero aún así me condenaban.
Cuando dejé de pensar en todo esto me di cuenta de que en una aldea estaban celebrando la Fiesta de la Cosecha, lo que significaba que era 1 de Mayo, y si había salido de la aldea el 15 de Abril, no debía estar muy lejos de la Aldea de Hornstorrn, que estaba en el centro de la isla. Allí tambien me conocerían, pero al ser más grande, podría esconderme mejor. Y a ello me proponía cuando pasé por delante de una taberna y vi a un grupo de soldados con uniformes de las Tierras del Este. ¡Puag! ¡Qué asco me daban los militares esos… Pasé de largo y fui a un callejón oscuro alejado de la taberna. Me acurruqué entre unos barriles y me tape con mi chal como pude, cerré los ojos y cuando me proponía a dormir oí una voz:

-¿Qué haces tú aquí?- dijo una voz grave.

Las Danzas del Viento- PERSONAJES

Bueno, voy a hablar un poco de los protagonistas de mi historia: Las Danzas del Viento.

Takeo

Edad: 20 años

Trabajo: Soldado del Rey del Este

Carácter: Es muy sociable, tiende a ser demasiado sobre protector con los que quiere. Odia a los vampiros y le encanta ir al mar.

Hikari

Edad: 18 años

Trabajo: No tiene, está huyendo

Carácter: Poco sociable, esta acostumbrada a una vida de maltratos tanto físico como psicológicos y no confía en nadie. No se fía un pelo de Daisuke. Y no le ha contado a nadie que es una bruja verdadera. Siente algo muy intenso por Takeo, pero no está segura de si es amor o amistad, así que de momento no le dice nada.

Le encanta los paseos por la noche estrellada y odia conocer gente nueva.

Izumi

Edad: 21 años

Trabajo: Ya no tiene, ha sido desterrada

Carácter: Como todas las hadas es muy alegre y pizpireta, no puede vivir si no hay naturaleza cerca, se pone muy triste y acaba pasándola como a las flores que no cuidas… Se mustia. Fue desterrada de la hondonada de las hadas cuando se enamoro de Daisuke y eso en el fondo la hace desdichada, en contra de las creencias populares, las hadas no miden 10 cm, si no que tienen la altura de cualquier humano de estatura normal. Le encantan los bosques y la naturaleza, odia las ciudades con el olor a muerte que se respira.

Daisuke

Edad: 23 años

Trabajo: Es cazador de dragones

Carácter: Es demasiado brusco a veces, sobre todo cuando Izumi no está presente, pero cuando ella está es un cachino de pan, no le ha contado a nadie en que consta su trabajo, porque está mal visto la matanza de dragones, sobre todo por las hadas y el ama mucho a Izumi. No está muy contento de que Izumi haya abandonado su tierra porque eso, en el fondo, la hace infeliz y él quiere justo lo contrario.

Le encanta pasar tiempo con Izumi y odia que le den órdenes, él trabaja solo y no acepta órdenes de nadie.



Pronto subiré el primer capitulo ^-^

Ohaiio! ^.^

Bueno, pues voy a empezar este blog con idea de subir historias que se me vayan ocurriendo y eso, espero que os guste y que vayais dejando vuestras opiniones a medida que vaya escribiendo. Y si alguien tiene una peticion.... no dudeis en decirmelo.


Drii*